Nota editorial: Los trabajadores agrícolas en esta historia solicitaron usar solo sus nombres de pila, y uno fue cambiado por razones de privacidad y seguridad.
En las fértiles tierras agrícolas del centro de Washington, los sentimientos de miedo, incertidumbre y ansiedad crecen entre los trabajadores agrícolas locales. Durante décadas, ellos han sido parte de la industria agrícola del Noroeste. Algunos de ellos, que son residentes y empleados directamente por las granjas, afirman que las políticas migratorias federales están cambiando quién cosecha los cultivos.
A medida que las políticas de inmigración cambian a nivel nacional, los trabajadores agrícolas locales en el Noroeste dicen que están perdiendo horas y terreno. Algunos temen ser reemplazados por trabajadores extranjeros con visas, mientras que otros se preocupan por ser detenidos.
El Centro Nacional para la Salud del Trabajador Agrícola (NCFH, por sus siglas en inglés), estima que más del 70 % de los trabajadores agrícolas nacieron en otro país.
Otro informe del Servicio de Investigación Económica del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés)— con datos de 2020 a 2022—muestra que, entre los trabajadores agrícolas, el 32 % nació en Estados Unidos, el 7 % son ciudadanos naturalizados, el 19 % son otros inmigrantes autorizados y el 42 % no tiene autorización legal para trabajar en el país. Sin embargo, el informe señala que “el estatus migratorio legal de los trabajadores agrícolas es difícil de medir. No muchas encuestas preguntan a los trabajadores sobre su estatus migratorio legal, y los encuestados sin autorización pueden mostrarse reacios a responder con sinceridad si se les pregunta”.
El sector agrícola de Washington genera más de 12,8 mil millones de dólares anuales; casi la mitad de su fuerza laboral, el 49,1 %, está compuesta por inmigrantes, según el Consejo Estadounidense de Inmigración.
En junio, el Instituto de Políticas Públicas del Estado de Washington (WSIPP, por sus siglas en inglés) publicó un informe final sobre las necesidades de los trabajadores agrícolas en el estado. Según el informe, en 2022 alrededor de 113 mil personas trabajaron en la agricultura en el estado. Esto incluye personas que trabajan en granjas, huertos, invernaderos, ranchos y operaciones de empaque de alimentos, muchas de ellas concentradas en el condado de Yakima.
Entre el miedo y la necesidad de trabajar
Muchos trabajadores locales, con o sin documentos, dicen que se sienten atrapados entre dos poderosas fuerzas: las amenazas de aplicación de leyes migratorias y la expansión del programa de trabajadores invitados H-2A, que permite a extranjeros trabajar temporalmente en Estados Unidos con una visa.
Giovanni es un trabajador agrícola de Quincy, Washington. Ha laborado en la agricultura por más de 20 años. Él aseguró que los trabajadores conversan entre ellos sobre sus temores.
“Un compañero ya no sale como salía antes. Vive en la huerta y a veces me pide favores: Tráigame un 40 de aguas, tráigame tortillas, tráigame sodas”, mencionó Giovanni en español.
Giovanni comentó que su compañero tiene miedo de salir de su casa.
Chaucho, otro trabajador agrícola local que viene de California durante la cosecha, afirmó que no ha visto presencia de autoridades en los campos.
“Ahorita gracias a Dios ahí andamos. No hemos visto ni algún paro”, dijo, explicando que no vio encuentros con ICE mientras viajaba al estado de Washington.
Tomas, también trabajador agrícola de California, explicó que tampoco ha visto a agentes de Inmigración y Control de Aduanas en los campos.
“Los he visto en las tiendas. Una vez corrimos cuando salimos a comprar cosas. Esa fue la última vez que los recuerdo (ICE). Cuando te toca, te toca, la verdad”, señaló Tomas.

David Morales es voluntario en la Red de Respuesta para Inmigrantes de Yakima (YINR, en inglés), una organización comunitaria que responde y verifica redadas migratorias. Además, manifestó que este año solo se han reportado unas pocas redadas relacionadas con la fuerza laboral.
Aunque en Washington no se han visto muchas redadas, los arrestos por parte de ICE han aumentado. En Washington, hasta el 1 de septiembre de 2025, ICE realizó aproximadamente 1.044 arrestos. En 2024, fueron 976, según el Proyecto de Datos sobre Deportaciones.
Morales señaló que los rumores o la desinformación sobre ICE se propagan rápidamente a través de internet. También mencionó que las publicaciones en redes sociales a menudo afirman que están ocurriendo redadas, lo que genera asistencia impredecible de los trabajadores agrícolas en los campos de Washington, algunos de los cuales dejan de ir a trabajar por completo.
“Los rumores dan la vuelta al mundo tres veces antes de que nos enteremos y podamos enviar a alguien a verificar. Un buen ejemplo de esto son las personas que vuelven a publicar sobre una supuesta redada en Washington”, explicó Morales.
“Volvemos a ir y vemos que no está pasando nada. La gente tiene buenas intenciones, pero creo que amplifican cosas que están ocurriendo en California u otros estados y esas preocupaciones se trasladan aquí”, añadió.
Edgar Franks es el director político de Familias Unidas por la Justicia (FUJ), un sindicato con sede en el condado de Skagit, Washington. Franks expresó que las narrativas sobre ICE y las detenciones migratorias están afectando a toda la comunidad, independientemente del estatus migratorio. Señaló que el miedo en la comunidad no se debe a rumores, sino a experiencias vividas.
“Lo vemos todos los días en los edificios de apartamentos y en todas partes. No parece que las vidas de los trabajadores agrícolas e inmigrantes sean tan importantes como conseguir trabajadores… En nuestra opinión, lo primero es mantener a la gente segura y luego el trabajo, en segundo lugar”, aseguró Franks.

Alex Lanuza, agricultor de larga trayectoria que cultiva peras en Cashmere, dijo que siente la presión de una fuerza laboral en disminución. Comentó que comprende tanto la perspectiva de los trabajadores agrícolas como la de los productores.
“Locales y migrantes, todos están preocupados. Tiene que ver con que algunas personas ni siquiera se atreven a conducir hasta aquí, de California a Washington, porque temen que los detengan y los manden de regreso a México”, afirmó Lanuza.
Este septiembre está trabajando en el empaque de peras para envío. En el pasado, dijo Lanuza, contrató a trabajadores H-2A de México para ayudar con la cosecha, pero ahora el programa es demasiado costoso para él. Este año, dependió de trabajadores migrantes, pero dijo que su asistencia fue inconsistente.
“Hay días en que recojo 200 contenedores y días en que solo recojo 18. Así es. Las cuadrillas no se presentan”, aseguró Lanuza.
En el Congreso, un proyecto de ley llamado Ley de Modernización de la Fuerza Laboral Agrícola, presentado por la representante Zoe Lofgren, D-CA, y copatrocinado por el representante Dan Newhouse, R-WA, busca abordar los problemas laborales en la agricultura.
La legislación propuesta proporcionaría una vía para que los trabajadores agrícolas que laboran en los Estados Unidos obtengan un estatus legal si presentaron una aplicación en los dos años anteriores a la introducción de la ley en mayo de 2025. Obtendrían un estatus legal de cinco años y medio y podrían renovarlo demostrando que han trabajado 100 días al año durante cinco años.
El proyecto de ley también modernizaría el proceso de solicitud del programa H-2A para los agricultores. Las reformas incluirían un congelamiento salarial de un año en la tasa de salario de efecto adverso y permitirían a los productores presentar una sola solicitud H-2A para varias temporadas.
Trabajadores locales enfrentan los efectos de la expansión del H-2A

Mientras los productores afirman que no hay suficientes trabajadores locales disponibles en la región, los trabajadores agrícolas locales dicen que están listos para laborar, pero nadie los contrata.
“Por eso decidimos salir mejor del estado a ir a buscar a otros lados, porque es más fácil agarrar trabajos aquí que en Sunnyside, Yakima, todo esto”, dijo Enrique, un trabajador agrícola de Sunnyside.
Enrique comentó que ha llenado muchas solicitudes y nadie lo ha llamado.
Giovanni, el trabajador de Quincy, comentó que ha visto el crecimiento del programa H-2A en sus décadas de trabajo en la agricultura. Señaló que en su lugar de trabajo actual hay más de 100 trabajadores H-2A y solo ocho trabajadores locales.
United Farm Workers (UFW), un sindicato de trabajadores agrícolas en Estados Unidos, se opone al uso creciente del programa H-2A, argumentando que está reduciendo las oportunidades laborales para los trabajadores locales, dijo Antonio De Loera-Brust, director de comunicaciones de UFW.
En junio de 2025, el Departamento de Seguridad Nacional certificó a poco más de 28.000 trabajadores H-2A para el estado de Washington.
“Tenemos que hacer lo correcto por los trabajadores que ya están aquí”, enfatizó De Loera-Brust.
Sin embargo, Ben Tindall, director ejecutivo de Save Family Farming —una organización que aboga por los agricultores en el estado de Washington— insiste en que la falta de mano de obra es real y que la represión migratoria es un factor.
“Cuando sumamos cosas como el miedo y el estrés por preocupaciones migratorias… eso solo añade presión a las granjas de cualquier tamaño”, aseveró Tindall en una entrevista el mes pasado.
“Ese estrés está provocando la desaparición de granjas”, añadió.
Tindall cree que el estado está perdiendo aproximadamente dos granjas al mes y el número total (de granjas) está disminuyendo rápidamente.
Según el Censo de Agricultura de 2022 del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, en ese momento había 32.076 granjas y ranchos en Washington, un 10 % menos que en 2017.
En un comunicado de prensa, Save Family Farming expuso la escasez de mano de obra agrícola y el aumento de la represión contra inmigrantes indocumentados. Tindall mencionó que los datos laborales federales muestran una disminución del 7 % en el número de personas que trabajan en la agricultura estadounidense de marzo a julio, lo que representa alrededor de 155 mil trabajadores.
Troy Phillips, un agricultor del área de Yakima, asistió el mes pasado a una sesión de escucha con el congresista Dan Newhouse en Prosser. Phillips expresó su preocupación por los altos costos de la mano de obra y dijo que contratar más trabajadores H-2A no es una cuestión de elección.
“Esto no es algo que realmente queramos hacer, pero es una necesidad y es la única manera de hacer el trabajo porque no tenemos fuerza laboral local dispuesta a asumir el trabajo”, afirmó Phillips.
Para subrayar su punto sobre la pérdida de empleos, De Loera-Brust, de UFW, dirigió a personas como María, quien vive en Sunnyside y ha trabajado en la agricultura durante unos 15 años. Este año comenzó un nuevo empleo en una empresa frutícola con sede en el condado de Yakima.
María cree que la llegada de más trabajadores H-2A ha provocado una reducción en las horas disponibles para trabajar.
“Nos están dando cuatro horas, así que me parece que quieren traer más trabajadores contratados (H-2A). ¿Por qué? Si nos dan cuatro horas con más trabajadores contratados ahora, ¿cuántas horas nos darán, dos horas?”, explicó María.
En su cuadrilla de recolección, dijo que solo hay unos pocos trabajadores locales y el resto son trabajadores H-2A.
María comentó que no entiende por qué las empresas están solicitando más trabajadores invitados, cuando ella está dispuesta y capacitada para trabajar.
Fortalecer la mano de obra agrícola local sigue siendo un desafío

Bertha Clayton es la directora de la Oficina de Servicios para la Fuerza Laboral Agrícola y Temporal (ASWS, en inglés). La oficina forma parte del Departamento de Seguridad del Empleo del Estado de Washington (ESD, por sus siglas en inglés) y cuenta con un comité asesor en asuntos laborales.
Este comité está compuesto por miembros designados que representan a trabajadores agrícolas, empleadores del sector agrícola y agencias estatales. Franks, el director político de FUJ, es miembro del comité. El enfoque del comité está en brindar protección a trabajadores locales y extranjeros; asimismo, en ayudar a los productores a mantener una fuerza laboral estable.
El Informe de Servicios para la Fuerza Laboral Agrícola y Estacional de 2022 indicó que los trabajadores locales reportan que “muchos empleadores no quieren contratarlos una vez que comienzan a traer trabajadores H-2A, o solo los contratan por períodos cortos cuando necesitan trabajadores adicionales, no al revés”.
El mismo informe también señaló que el porcentaje de trabajadores contratados a través de WorkSource “es pequeño”. Sin embargo, no se proporciona un porcentaje específico.
WorkSource es una alianza entre agencias estatales, locales y organizaciones sin fines de lucro. Ofrece capacitación y servicios de empleo para empleadores y buscadores de empleo, incluidos quienes hacen parte de la industria agrícola.
Clayton indicó que, en 2023, el ESD contrató a una firma para estudiar cómo los empleadores están reclutando en Washington y cómo los trabajadores agrícolas buscan empleo.
“Los trabajadores agrícolas buscan trabajo yendo de granja en granja o hablando con un familiar o amigo… está muy basado en relaciones”, explicó.
El comité asesor de ASWS reconoce la necesidad de mejorar el reclutamiento de trabajadores locales.
“Estamos adoptando un enfoque muy centrado en el cliente, porque nuestro comité está entendiendo cómo debemos realmente mitigar las barreras que nuestro sistema y nuestras regulaciones nos exigen tener”, manifestó Clayton.
Newhouse y el representante Glenn ‘GT’ Thompson, R-PA, presidente del Comité de Agricultura de la Cámara de Representantes, dijeron que también están trabajando en mejorar la fuerza laboral local.
“No podemos olvidar ni dejar de hacer nuestro mejor esfuerzo en cuanto a los trabajadores locales. Pero ha sido un desafío. Creo que es un desafío para los agricultores”, aseguró Thompson.
También señaló que la ciencia, la tecnología y la innovación en la agricultura serían parte de la solución.

Thompson también mencionó otra legislación federal: la Ley GO Ag, Ley de Oportunidades de Crecimiento en la Agricultura. Su objetivo es fomentar que los jóvenes sigan carreras en la agricultura mediante la creación de oportunidades de becas para la educación agrícola en escuelas secundarias.
En busca de una vida mejor
De vuelta en los campos agrícolas, Giovanni contó que las relaciones entre los trabajadores locales y los H-2A siguen siendo cordiales, pero ha habido señales de tensiones subyacentes. Escuchó a un trabajador H-2A amenazar a otro con llamar a inmigración debido a su estatus migratorio.
Según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, entre 2020 y 2022, el 42 % de los trabajadores agrícolas contratados no contaban con autorización para trabajar en los campos y el 19 % estaban autorizados para trabajar, lo que significa que eran residentes permanentes.
Chaucho dijo que la vida en Estados Unidos no es fácil para él. Comentó que trabajar en la agricultura es difícil, pero lo hace para apoyar a su hijo en la universidad. Además, dijo que muchos trabajadores solo intentan hacer su trabajo, pero ahora están preocupados.
“A cualquiera lo pueden detener, incluso si solo estás viviendo tu vida. Si te ven y hay una orden o algún antecedente, te pueden encerrar”, dijo Chaucho.
“Al final te pueden mandar de regreso a tu país. No creo que eso sea bueno para nosotros, ni para el país, ni para la gente. Venimos a ganarnos la vida, a apoyar a nuestras familias y a brindar todo lo que esperamos para vivir una vida mejor”, añadió.
Questen Inghram del Yakima Herald-Republic contribuyó a este artículo.
Esta es la segunda entrega del proyecto “Cosecha en una encrucijada: Cómo los cambios migratorios están afectando la agricultura y las comunidades del Noroeste”. Es una colaboración entre Northwest Public Broadcasting, El Sol de Yakima y el Yakima Herald-Republic. Este proyecto está financiado por el Instituto Poynter.
Lea la primera parte: Políticas migratorias y necesidades laborales: Aumenta dependencia de trabajadores H-2A en el Pacífico Noroeste
