
Estudiantes indocumentados y recién graduados del sureste de Washington están enfrentando incertidumbre ante los cambios en las políticas migratorias.
Como parte de los cambios, a principios de este año la administración Trump revocó una guía de 2021 sobre la aplicación de medidas de inmigración. La guía limitaba las operaciones federales de inmigración cerca de ciertas áreas protegidas, incluyendo colegios y universidades. Este cambio generó repercusiones en los campus universitarios del Noroeste. En el estado de Washington, el Portal de Inmigración de Educación Superior estimó que en 2024 había más de 12,000 estudiantes indocumentados matriculados.

José y Lupe, ambos en sus veintes, eran estudiantes universitarios cuando el gobierno federal revocó esa guía. Ambos se graduaron en la primavera. Ellos pidieron a NWPB no revelar sus nombres reales por motivos de seguridad.
Como otros estudiantes en el estado, José y Lupe han estado navegando los cambios en política migratoria para encontrar la mejor manera de alcanzar sus sueños. Al mismo tiempo, las instituciones de educación superior están proporcionando información y recursos para ayudar a las personas a continuar con su educación sin importar su estatus migratorio.
Ambos nacieron en México y llegaron a Estados Unidos cuando eran niños; crecieron en el estado de Washington.
“Me mudé aquí cuando tenía tres meses de nacida. Mi mamá (indocumentada)… ella siguió su propio camino, y luego como que nos encontramos”, dijo Lupe en inglés.
“Ha sido una lucha, porque tengo una madre soltera y ella siempre está trabajando en bodegas, trabajo muy estacional en la agricultura, como durante la temporada de manzanas y luego en el verano cosechando cerezas. Eso ha sido una gran motivación para mí. Soy, como, de primera generación,” afirmó José.
Ninguno de los dos había pensado mucho en su estatus migratorio antes de los cambios.
“Mi estatus nunca ha sido un problema tan grande, como ser indocumentada. En la secundaria y primaria, no pensaba mucho en eso”, mencionó Lupe.
Aun así, ella aseguró que los comentarios de otras personas han sacado el tema a la luz. Le ocurrió cuando estaba en séptimo grado.
“Recuerdo que mi maestro dijo: ‘No sé por qué los inmigrantes simplemente no pueden venir legalmente’”, relató Lupe.
Para ella, parece que algunas personas no se esfuerzan en informarse sobre el proceso migratorio o lo que ocurre dentro de las comunidades inmigrantes. Lupe afirmó que, con cambios significativos en las políticas migratorias, este año ha sido tenso.
“Es como esa sensación de miedo. Hay mucho odio y una falta de empatía”, comentó.
Persisten las barreras para la documentación
José y Lupe han estado trabajando para avanzar con su documentación.
Lupe, por ejemplo, solicitó la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, conocida como DACA en inglés, pero el avance en su solicitud se estancó.
Tener DACA le permitiría ser considerada legalmente presente en Estados Unidos, lo cual significa que podría trabajar en el país.
“Hice mi DACA, me tomaron las huellas, me tomaron la foto. Mucha gente dice, ‘Oh, entra de forma legal,’ pero un juez en Texas pausó eso (DACA) hace cuatro años. No se ha avanzado”, mencionó.

DACA ofrece protección temporal contra la deportación y autorización de trabajo para personas elegibles que, como José y Lupe, fueron traídas a Estados Unidos siendo niños. Aun así, DACA no otorga estatus migratorio legal.
En enero, la Corte de Apelaciones del Quinto Circuito de Estados Unidos emitió una decisión sobre la Regla Final de DACA. Según el sitio web del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS), tras esa decisión “USCIS continuará aceptando y procesando solicitudes de renovación de DACA y solicitudes de autorización de empleo bajo las regulaciones de DACA”.
También se menciona que la agencia seguirá aceptando solicitudes por primera vez, pero no las procesará por ahora.
“En este momento es como esperar y ver, como esa clase de ansiedad. No sé si podré seguir con mi profesión”, manifestó Lupe.
Ansiedad en aumento
La sensación de incertidumbre por la inmigración no solo ha afectado a José y Lupe. Otros estudiantes en el área de Tri-Cities también han expresado sus preocupaciones.
“Vemos miedo entre nuestros estudiantes y ansiedad. Hay muchas cosas que escuchamos fuera de la institución que están afectando a nuestros estudiantes”, señaló Stephanie Fuentes, especialista en apoyo estudiantil en Columbia Basin College en Pasco.
Ha notado que los estudiantes pasan por la oficina más a menudo en busca de ayuda en lugar de agendar citas como hacían antes.
Fuentes también ha visto una baja en la asistencia presencial a eventos y grupos donde ofrece información a estudiantes en circunstancias no tradicionales.
Comentó que solía tener al menos 30 asistentes en sus eventos. Recientemente organizó talleres y solo asistieron entre siete y diez personas. De igual manera, mencionó que un club dedicado a conectar estudiantes y fomentar un sentido de pertenencia tenía 25 estudiantes y recientemente solo han participado dos.
“Creo que también están tratando de entender su propia vida y ver si están bien”, dijo Fuentes.
“Si los estudiantes tienen miedo, no van a querer involucrarse, no van a querer participar”, añadió.
Esto la ha llevado a buscar mejores estrategias para comunicarse y atraer personas a sus eventos y ferias de recursos.
Apoyo comunitario y protecciones estatales
A pesar de los cambios federales, el alcance comunitario sigue siendo una prioridad en instituciones de educación superior, universidades y organizaciones en el estado de Washington.
Lupe ha encontrado apoyo en un club para soñadores o “Dreamers”, como se les conoce a algunos inmigrantes indocumentados que llegaron al país siendo niños. El término soñadores también se asocia frecuentemente con beneficiarios de DACA.
“Eso ayuda a dar un sentido de comunidad y unión. Aunque vivimos en tiempos difíciles, creo que es mejor mantenerse informado”, aseguró Lupe.
El club apoya a los estudiantes con información sobre temas migratorios, incluyendo la renovación de DACA, así como actividades culturales y comunitarias.

Otras instituciones en el estado realizan eventos para compartir recursos con estudiantes en circunstancias no tradicionales. Eso incluye acceso a ayuda financiera.
“Hemos estado haciendo esto por varios años para brindar asistencia práctica a familias y estudiantes que quieren seguir su educación”, indicó Dustin Wunderlich, director de Relaciones Comunitarias de Yakima Valley College (YVC, por sus siglas en inglés).
“No hemos visto un cambio en las preguntas o preocupaciones que recibimos en esas sesiones en relación con la ayuda financiera”, manifestó.
Wunderlich comentó que YVC sigue la Ley Keep Washington Working (KWW). Esta ley limita la participación de autoridades locales en asuntos migratorios federales y prohíbe compartir información con autoridades migratorias.
Explicó que, conforme a la ley, los empleados de las instituciones de educación superior no pueden compartir, proporcionar ni divulgar información personal para asuntos de inmigración.
Según Wunderlich, durante el primer semestre no hubo descenso en la asistencia a YVC, y los estudiantes internacionales no han enfrentado problemas de visa.
Yaslin Torres-Peña trabaja en el Consejo de Logros Estudiantiles de Washington (WSAC, por sus siglas en inglés). Esta agencia estatal brinda asistencia financiera educativa a familias de bajos ingresos, incluyendo aquellas con miembros indocumentados.
“Nuestra misión es que todos los habitantes de Washington obtengan un diploma de secundaria o un GED o algo equivalente y que estén buscando educación postsecundaria”, dijo Torres-Peña.
WSAC ayuda a las personas a seguir una educación superior o carreras técnicas que les permitan ganar un salario digno, afirmó. Ofrecen sesiones informativas presenciales y virtuales sobre opciones de financiación educativa disponibles a nivel estatal o federal. Torres-Peña comentó que la gente prefiere asistir a reuniones virtuales porque se siente menos expuesta.
Asimismo, aseguró que la agencia también cumple con la ley KWW. WSAC ha publicado una declaración sobre la protección de datos personales, y ha reiterado a estudiantes y familias que la agencia sigue la ley.
Torres-Peña mencionó que desde febrero las preocupaciones han sido sobre las finanzas. La gente quiere saber si todavía tendrá opciones educativas.
“¿Van a eliminar el Pell Grant? ¿Van a eliminar todo el sistema FAFSA? Creo que ese es el mayor temor ahora mismo. Lamentablemente, no tengo una respuesta para eso”, explicó.
Mirando hacia el futuro
José expresó que está orgulloso de haberse graduado, pero las barreras persisten.
“Para mí, siempre se siente como si hubiera una fuerza mayor que simplemente no quiere que tengas éxito solo por el lugar de dónde vienes”, aseguró.
Sin documentación, comentó que encontrar pasantías y trabajos en su área se siente fuera de alcance.
“Siento que ahora más que nunca estoy más inseguro sobre mi futuro, como en los próximos seis meses desde que me gradué, realmente no tengo idea de qué voy a hacer”, dijo José.
Lupe ha considerado obtener otro título, mientras que José ha pensado en iniciar su propio negocio o incluso comenzar su carrera en otros países.
Aun así, ambos dicen que siguen teniendo esperanza.
La versión original de esta historia fue publicada, en inglés, el 17 de julio de 2025.